Es curioso. Cuando alguien fallece, siempre lo recordamos por algo. Da igual que su vida esté llena de otras cosas, cual ha sido su trabajo, su familia.
La semana pasada falleció un hombre bueno. Así rezaba su esquela. Salvador Duart Domingo nos dejó y fue enterrado en Benifaió.
No era muy mayor, pero una enfermedad se lo llevó para siempre.
Yo siempre lo recordaré como un gran aficionado a los toros. Feria tras Feria era asiduo a su contrabarrera de sombra. Un sitio estupendo, bien cerquita de la puerta para no perder el tren de vuelta a casa.
Y en verano, a la orilla del mar, eran muchas nuestras tertulias taurinas, nuestros comentarios a la Feria de Julio o a la Feria de Xátiva.
Han sido muchos años los que he tratado a este hombre, serio, cabal, honrado.
Y de verdad que lo sentí cuando me enteré de la noticia el pasado viernes.
Y lo echaré de menos en aquellas tertulias, o en las partidas de dominó vespertinas, o en los alrededores de la Plaza de Toros.
Y me duele que se haya marchado ahora, cuando está a punto de comenzar la Feria de Fallas.
Pero desde donde quiera que esté, seguro que Salvador disfrutará de su afición.
Descanse en paz.
Sin conocerlo directamente me uno a tus sentimientos.
ResponderEliminarLo siento,mi más sincero pesame para su fámilia
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