lunes, 20 de junio de 2011

Una sorpresa muy agradable

Sabía que el pasado sábado Canal 9 retransmitía la corrida de toros desde Muro (Mallorca). Un Plaza hecha totalmente de piedra y excavada en una cantera.

El cartel lo conformó Vicente Barrera, Miguel Abellán y Antón Cortés ante astados de Sayalero y Bandrés.

Por tanto, era un aliciente para mi, encender el televisor y ver una de las últimas corridas en las que intervendrá mi torero antes de su retirada esta temporada.

A las 18'30 horas dio comienzo el paseíllo.

Les confieso que no me había dado cuenta de que alguien debía comentar la retransmisión junto a José Luis Benlloch.

Vicente Barrera estaba en el ruedo y Vicente Ruiz el Soro, en una cama de hospital recuperándose de su última operación de rodilla.

Entonces, escuché una voz conocida. Era Alberto Ballester, a quien conocí con el nick de "en puntas" en el Foro el Albero.

A Alberto, lo conocí el día de mi charla, en el 2009 y desde entonces he compartido con él algunos momentos, alguna tarde en la Plaza de Toros de Valencia, una tarde en la Plaza de Toros de Ondara, una mañana en Vitorás y una velada en su Peña Maestranza de Denia.

Pero antes de todo eso, Alberto perteneció a la Escuela Taurina de Valencia, debutó con caballos y fue un novillero prominente.

Todo eso me lo han contado los que le vieron torear, porque yo, por desgracia, no lo ví.

Por eso Alberto, me alegró mucho escucharte el sábado... Y espero que no sea la última vez.

jueves, 16 de junio de 2011

Sueños Rotos


Dicen que lo importante no es ganar sino participar. Así que estoy orgullosa de decir que yo participé en el Concurso literario Premio Hemingway. Y me gustaría compartir con ustedes mi relato. Espero que les guste.

Sueños Rotos

El tío Raimundo era uno de tantos abueletes entrañables que vivía solo en su casa, en uno de esos pueblos de interior, donde el frío invierno calaba los huesos y donde el caluroso verano hacía sudar. Hace años enviudó, pero él no quiso ir a la ciudad con sus hijos, quería permanecer en su hogar, entre aquellos campos de secano que tantas veces había trabajado de sol a sol.

Todas las mañanas acudía al casino para reunirse con sus amigos y echar su partidita de cartas o de dominó, con su puro apagado en la boca y con su boina. Hiciera frío o calor, el tío Raimundo era fiel a su cita de todas las mañanas.

En su juventud, el tío Raimundo quiso ser torero. Era la época de la posguerra, y aunque en su pueblo no le faltaba de nada, quiso escapar buscando fortuna. Y agarró sus trastos y algo de dinero que tenía ahorrado y empezó a caminar. Y estuvo caminando días y días. Por la noche dormía al raso. Y pasó frío, mucho frío y hambre, mucha hambre. Pero él continuó con su marcha para alcanzar su sueño.

Llegó a una dehesa y de lejos pudo apreciar las reses en el campo. Llegó a la casa y pidió trabajo. Y se lo dieron. Era feliz. Mientras se encargaba de las cuadras y daba de comer a los animales, de vez en cuando le dejaban torear alguna becerra. En aquella finca se celebraban tentaderos donde acudían toreros y apoderados.

Y al tío Raimundo le llegó su oportunidad un día. Bajó al ruedo y con su capote toreó de ensueño. El silencio quedaba roto con los mugidos de las vacas y con el resonar de la tela al chocar con la arena. Entonces uno de los apoderados presentes aquel dia, le ofreció la posibilidad de torear algunas becerradas en Plazas de poca entidad, lo que el tío Raimundo aceptó encantado. Y así comenzó su carrera.

Pero una mañana de campo, el tío Raimundo tuvo un desgraciado accidente. Mientras daba de comer a los toros, uno de ellos salió de la manada y mientras el tío Raimundo estaba despistado, le empitonó con su cuerno en el muslo izquierdo. Y allí quedó el tío Raimundo, tirado en el suelo. Pero el Mayoral que estaba cerca, se percató de lo ocurrido y fue hacia él para socorrerlo. Lo tomó en sus brazos, lo subió al camión y lo llevó a la población mas cercana.

Pero el tío Raimundo perdió mucha sangre en el camino y apenas podía mover la pierna. Pasó varios meses en el hospital, y aunque milagrosamente el tío Raimundo salvó su vida, nada pudieron hacer por su pierna maltrecha. Se le esfumó su sueño. Ya nunca jamás podría volver a torear, ni podría debutar con su traje de luces, aquel terno de grana y oro prestado.

Ya nada le quedaba por hacer en aquel pueblo que no era el suyo y regresó a su casa. Y se casó y tuvo dos hijos. Y trabajó en el campo arrastrando la cojera que le quedó de su sueño de juventud.

Pero él nunca perdió su ilusión y aunque jamás volvió a pisar una Plaza de Toros, era asiduo a las tertulias con sus amigos en el casino de su pueblo. Donde muchas tardes veía las corridas de toros que hacían en televisión. Y siempre contaba sus anécdotas, sus historias y sus vivencias.

En los últimos años, el tío Raimundo vivió hechizado por un torero que para él era la máxima figura del momento. Durante toda su vida, había sido seguidor de varios toreros, pero ninguno como este. Y cada vez que lo veía torear, disfrutaba como un chiquillo y se levantaba de su silla y tomaba un mantel de cuadros rojos de aquel casino de pueblo y toreaba de salón con lágrimas en los ojos.

Ahora, su mayor ilusión era poder abrazar a su torero. Soñaba con que llegara aquel momento alguna vez. Y aquel día estaba cercano, porque estaba previsto que aquel torero, su torero, aquel que le había devuelto la emoción al tío Raimundo, iba a visitar su pueblo.

La Peña Taurina de dicha localidad, había conseguido invitar a aquel matador para que diera una conferencia. Y al enterarse de la noticia, el tío Raimundo estaba feliz.

Cada día que pasaba, arrancaba una hoja del calendario, contando los días, contando las horas y contando los minutos que restaban para tan ansiado momento.

Y ese día, llegó. Y el tío Raimundo, como todas las mañanas fue al casino para encontrarse con sus amigos. Con su puro en la boca y su boina, esa boina que le acompañaba siempre, para jugar su partidita diaria.

Y al terminar, se marchó a su casa con rapidez. Quería comer algo ligero, pues los nervios no le dejaban probar bocado. Y quería descansar un poco para estar en plenas facultades por la tarde.

Llegó la hora de la conferencia y el diestro, su torero, había llegado al pueblo. Había corrido la voz en los pueblos de la comarca e incluso había venido gente de toda la provincia. Era tanta la avalancha de gente que se agolpaba a las puertas del Ayuntamiento que el Salón de Actos se había quedado pequeño.

Ya estaba todo el mundo sentado en sus sillas, pero en la primera fila había una silla vacía. Era el asiento que la Peña había reservado para el tío Raimundo para que estuviera bien cerca de su torero. El tío raimundo siempre era muy puntual. Pero aquella tarde, en su cita mas especial, no lo fue.

El acto no podía comenzar sin su presencia. Entonces, su amigo Rafael pensó que se habría dormido. Marchó corriendo a su casa a despertarlo. Llamó a la puerta, pero nadie la abría. Y siguió golpeando con mas fuerza, pero no escuchó respuesta del interior.

Así que Rafael, pidió la llave a su vecina y entró en la casa. Fue veloz a su habitación y allí encontró encima de la silla de enea el traje de los domingos del tío Raimundo y aquella corbata que lució el día de su boda hace tantos años. Y aquellos zapatos tan limpios que relucían como el sol. Todo estaba preparado para su gran cita.

Rafael se acercó a la cama del tío Raimundo. Y allí estaba él. Con su cara sonriente de siempre. Estaba feliz. Esa tarde iba a ver cumplido sus sueño. Iba a estrechar los brazos de aquel torero que le había devuelto la ilusión. Aquel torero que había conseguido que el tío Raimundo volviera a torear de salón con aquel mantel de cuadros rojos.

Pero el tío Raimundo no llegó nunca a su cita. Porque el tío Raimundo jamás despertó de su siesta.

Rafael, con sus ojos vidriosos vio que el tío Raimundo tenía en sus manos algo. Era una foto recortada de un periódico, una foto gris, como su traje de los domingos. Junto a esa foto, encontró un papel con algo escrito a mano.

Entonces, Rafael, salió corriendo de la casa de su amigo y llegó al Ayuntamiento en cuyo Salón de Actos estaban todos esperando a que diera comienzo el acto. El torero, cuando vio las lágrimas en los ojos de Rafael le preguntó que era lo que había pasado. Entonces, Rafael le pidió que le acompañara a casa del tío Raimundo.

Y allí, en la habitación en penumbra, delante del cuerpo sin vida del tío Raimundo, su torero, aquel que le había devuelto la ilusión, cogió el pequeño papel que tenía en sus manos y con su voz entrecortada, leyó su contenido.

“Torero de grana y oro
torero de capote de seda
torero de paño de franela
torero de gran estocada”

Y entonces, vio la foto gris recortada de aquel periódico. Era una foto en la que salió a hombros en una Plaza importante. Un día que cortó cuatro orejas. Un día que el tío Raimundo vio su triunfo en aquella pequeña televisión del casino.

Pero el tío Raimundo llegó tarde. El tío Raimundo no alcanzó a estar con vida cuando aquel torero, su torero, le estrechó entre sus brazos. Porque una vez más, el tío Raimundo, no pudo ver cumplido su sueño.

Porque los sueños, a veces, se cumplen. Pero solo a veces.

miércoles, 15 de junio de 2011

Un alcalde, torero

Foto Las Provincias

Durante las últimas elecciones locales, un torero valenciano, Juan Carlos Vera se presentó en Gilet.

Y el pasado fin de semana fue investido alcalde de esta localidad valenciana.

Es la primera vez que un torero accede a una alcaldía.

Pero además, Juan Carlos fue el primer matador de toros que dio la Escuela Taurina de Valencia.

Desde aquí quiero darle la enhorabuena por su nueva andadura, confiando en que desempeñará correctamente su función.

Suerte.... y al toro, Juan Carlos

martes, 14 de junio de 2011

Poderoso Caballero es...


Don Dinero.

Antes de empezar a escribir quiero dejar bien claro que a mi José Tomás me gusta. Y estoy encantadísima con que venga a Valencia a torear y que mi Plaza sea el lugar escogido para su reaparición.

Pienso que es el único torero en la actualidad capaz de mover masas y de llenar las Plazas de toros. Eso creo que nadie me lo puede discutir.

Pero también soy de la opinión de que no me parece bien que no permita que se televisen sus actuaciones.

Pero hay una cosa que me enciende. Y es la gente que se vuelve loca para conseguir una localidad para el día 23 de julio.

Hay una cosa que me entristece y es comprobar que hay "aficionados" que se jactan de haber visto en directo al diestro de Galapagar, pero les preguntas por otros toreros y no te saben decir nada de ellos.

E incluso desconocen quienes son los matadores que compartirán paseillo con él esa tarde.

Esos que son capaces de sacarse un abono completo cuando su única intención es asistir esa tarde al coso de la Calle Játiva.

Y para mi, eso es una absoluta falta de respeto no solo al resto de toreros que componen el cartel de la Feria de Julio, sino también para el resto de aficionados que quieren asistir a otro tipo de corridas.

Desconozco cual es el cupo de abonos en la Plaza de Toros de Valencia. Lo que si que me consta es la gran demanda de abonos para esta Feria. Y que es posible que se agote ese cupo.

Ello implica que las entradas sobrantes serán escasas. Ya no me refiero solamente a ese día D, sino para el resto de días.

Por lo que, y seguro que no me equivoco, habrá tardes en las que el cemento brillará y será muy difícil conseguir localidad para esas tardes.

Pero como en todos los órdenes de la vida, a ellos les da igual. Porque como dice el título de esta entrada: Poderoso Caballero es Don Dinero.

jueves, 9 de junio de 2011

Todos con Lorca

Para que luego digan que en el mundo taurino no existe solidaridad.

Y no es la primera vez que se celebra un Festival para recaudar fondos para una buena causa.

Y no me digan que reconstruir Lorca, después del terrible terremoto, no es una buena causa.

El día 3 de julio en la Plaza de Toros de Murcia se celebrará un Festival en el que torearán varios de los considerados figuras. Enrique Ponce, Pepín Liria, Morante de la Puebla, El Juli, El Fandi, José María Manzanares, Alejandro Talavante y el novillero local, Miguel Ángel Moreno.

Varias ganaderías han donado sus reses para la ocasión.

Estoy segura de que otro torero de Cartagena, hubiera estado encantado de participar en ese Festival, si no fuera porque se encuentra en un hospital. ¿No creen?

martes, 7 de junio de 2011

¿Qué me pasa, Doctor?

Llevo un tiempo con unos síntomas que me preocupan. Es posible que entre ustedes haya un médico. O tal vez hayan pasado por la misma dolencia.

Desde hace unos meses he perdido la ilusión. Aquello que me llenaba, ha dejado de hacerlo.

Dejaba ciertos compromisos personales para asistir a actos taurinos, conferencias, presentaciones de libros, corridas de toros.

Para mi se había convertido en algo primordial en mi vida.

Tal vez porque mis circunstancias familiares me han hecho ver cuales eran las prioridades en mi quehacer diario.

Posiblemente por la crisis que azota nuestro país y a mi personalmente.

Puede ser porque llegó un momento en el que me saturé de tanto toro.

Todo un cúmulo de circunstancias han hecho que cambie el "chip".

Antes, llegaba la Feria de Abril y era asidua al bar donde solía ver los toros durante todos los días hasta la Feria del Pilar. Exceptuando la Feria de Bilbao porque me pillaba fuera.

Ahora, ya no voy. A lo sumo habré ido un par de veces en lo que llevamos de temporada.

Llevo un tiempo de reflexión en el que me he replanteado el camino por el que debe seguir mi existencia.

Y he adoptado ciertas descisiones, que debo confesarles, me costaron varios meses de tomar.

He decidido dejar de implicarme personalmente en este mundo tan apasionante porque quiero seguir creyendo en la Magia.

No se preocupen, porque este lugar de momento, no lo voy a abandonar. Es de las pocas cosas que me hacen sentir bien.

Aunque haya días que desaparezca mi inspiración. Aunque haya momentos en los que no tenga nada que decirles.

Porque los toros son mi afición. Pero no son mi vida. Solo son una parte de la misma.

Y seguiré yendo a los sitios cuando realmente me apetezca y si Dios quiere, renovaré mi abono para la Feria de Julio.

Pero sin tomarme las cosas tan a la tremenda para que me afecten personalmente.

En este mundo taurino hay gente fantástica y gente que no lo es tanto. Por los primeros vale la pena seguir. Pero con mucha tranquilidad y respeto.

Tal vez sea yo la culpable de lo que me pasa.

Pero me gustaría seguir conservando la amistad con aquellos que realmente me aprecian como soy.

Tal vez de esta manera pueda recuperar esa ilusión perdida. O tal vez no. Pero yo lo voy a intentar.

lunes, 6 de junio de 2011

Yo hubiera preferido

Los carteles de la Feria de Julio (aunque siempre se le ha conocido con el nombre de San Jaime) ya están en boca de todos y presentados a la Diputación.

Según lo que he leído y bajo mi punto de vista, sobran algunos y faltan muchos.

Pero eso ocurre en todas y cada una de las Ferias. Para gustos.... los colores.

Hay que tener en cuenta que es una feria corta.

En parte para favorecer los bolsillos de los aficionados, en parte por "exigencias" de cierto torero y en parte porque la Feria de San Jaime ya no es lo que era antaño.

Y es imposible que toreen todos.

Desde hace unos años, los festejos fuertes, se solían celebrar entre semana.

En Valencia, cuando empieza a apretar el calor, quien puede, se marcha a la playa o al campo durante el fin de semana, donde se puede respirar mejor.

Pero este año, han cambiado las cosas y según lo leído, los festejos del clavel, se celebrarán viernes y sábado.

Ello implicará que esos días visiten Valencia gente de fuera, utilizando el AVE, comiendo una paella a la orilla del mar y alojándose en un Hotel de la ciudad.

Eso, en esta época de crisis, viene muy bien para levantar el turismo de mi ciudad.

Pero yo hubiera preferido que la Feria terminara el día 25 de julio, el día de San Jaime. No recuerdo Feria que no haya habido toros en Valencia ese día.

Pero de ese modo, se hubiera solapado con la Feria de Santander, que año tras años va ganado enteros en detrimento de la de Julio.

Y además, se ha tenido en cuenta que en el calendario de este año, el día 25 cae en lunes.

Y hubiera preferido que la de Rejones se celebrara el primer día, y no el último.

Pero yo no soy empresaria y solo es mi apreciación personal, que para nada tiene que coincidir con la suya. Y probablemente, no tenga razón.

Pero es lo que yo hubiera preferido.

viernes, 3 de junio de 2011

Enhorabuena, Mestalleta

Foto web del Valencia C. de F.

Pues si, hoy voy a hablarles de fútbol. Me apetece dedicar una entrada al equipo filial del Valencia C. de F. que el pasado domingo ascendió a la Segunda División B de la Liga Nacional.

Antiguamente se le conocía con el nombre de Mestalla, pero de unos años a esta parte, no solo cambió el nombre del equipo por el de Valencia B, sino que lucen en sus camisetas el escudo del equipo grande.

Yo todavía recuerdo aquellas mañanas de domingo o tardes después del fútbol del primer equipo, ver jugar al Mestalla.

Es como si viéramos la evolución de los chavales de la Escuela Taurina.

Y quiero hablar de este ascenso, no solo porque mi hermano es el Presidente de ese equipo, si no porque los jugadores son unos toreros.

El pasado día 1 de junio, ofrecieron su triunfo a la patrona de Valencia, la Vírgen de los Desamparados.

Y el día 2, o sea ayer, celebraron el triunfo con una capea en Vitorás.

Y no es la primera vez que se trasladan a la población castellonense de Torás para disfrutar de un día campero y con becerras.

No en balde, Paco Camarasa, delegado del Club es un apasionado de los toros y lo demuestra con el abono que año tras año renueva.

Y doy fe, porque mas de un día me lo he cruzado dentro de la Plaza de Toros.

Así que está mas que justificada la entrada de hoy.

Así que lo dicho, Enhorabuena, Mestalleta y a seguir celebrándolo siempre que podáis rodeados de becerras.