miércoles, 15 de julio de 2009

El número uno


Así es como se proclamó en Las Ventas, el torero Luis Miguel Dominguín, levantando su dedo índice. Como el número uno. Y ese es el título del libro de Andrés Amorós que ayer terminé de leer.

Lo tenía en mi poder desde hace mas de un año. Para el día de mi santo, mi padre se recorrió todas las librerías para regalármelo. Y lo encontró. Pero yo no había tenido tiempo de empezarlo.

Me ha gustado. En realidad, todas las biografías de toreros que leo, me gustan. Lástima que muchas de esas lecturas son sobre matadores a los que no he podido ver nunca torear. Solo en videos o fotos.

Luis Miguel Dominguín tenía fama de antipático, con una amplia lista de amantes, con una primera esposa de película y con unos hijos muy artistas. Lo confieso. Conocí a Luis Miguel Dominguín porque era el padre de Miguel Bosé. Siempre me ha encantado Miguelito.

Pero a parte de su vida extra taurina, el libro relata su carrera, su etapa novilleril, la fatídica tarde de Linares en la que fue cogido mortalmente Manolete, su alternativa, sus viajes a América, sus retiradas, sus vueltas, sus triunfos.

Torero de dinastía. No en vano tanto su padre como sus hermanos fueron también toreros. Cogiendo el nombre Dominguín del patriarca, que se llamaba Domingo. Emparentado con la rama de los Ordóñez, fue cuñado de Antonio y además, su rival en la Plaza.

Además fue un torero completo, participando en todos los tercios. Ponía banderillas e incluso en mas de una ocasión llegó a picar sus propios toros.

Pero algo curioso me ocurre y es que casi nadie me habla de él. Me refiero a mis mayores, claro. Y a mi me gusta que la gente que ha coincidido en el tiempo con los toreros, me hablen de ellos. Así que ya tengo faena para esta Feria de Julio.

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