jueves, 2 de julio de 2009

Don Francisco Picó

Francisco Picó y mi padre

Se lo había prometido, Don Francisco. Y yo siempre, si está en mis manos, suelo cumplir todo aquello que prometo. El otro día le dije que en uno de mis escritos hablaría de usted.

Para mi es un enorme honor y satisfacción, que usted, que es el decano de los periodistas taurinos valencianos, dedique unos minutos de su tiempo cada día, para leerme. Y se a ciencia cierta que eso es verdad. Porque usted mismo, no solo me lo comentó, sino que además, se sabía todos los títulos de mi blog. Muchísimas gracias, de corazón.

Solo nos conocemos como mucho un par de años, pero se, que usted, conoce a mi padre mucho tiempo. Y que ha visitado mi Peña durante muchos años. En realidad, La Peña Taurina La Estocada de La Pobla del Duc, es mas mayor que yo, aunque ya tengo mis años.

En el mes de abril, usted me emocionó, hizo saltar mis lágrimas al escucharle recitar la Sangre derramada, la segunda parte del Poema que Federico García Lorca escribió para su amigo Ignacio Sánchez Mejías. Un poema precioso, pero escuchado con su potente voz y con la entonación que usted le dio, nos dejó a todos sin palabras.

Y le recuerdo siempre con su sombrero, rodeado de sus amigos, de su inseparable y entrañable, Paco Domínguez, del incombustible Paco Cano. Me consta que lloró cuando nos abandonó otro Paco, Paco Ibáñez, fundador de la Peña Tercio de Quites.

Y siempre tiene la pregunta adecuada en todos los coloquios en los que hemos coincidido, que son muchos. Siempre está pendiente de todo lo que acontece en el ruedo, para luego contárnoslo. Y tiene una cabeza privilegiada, que es capaz de recordar miles y miles de anécdotas y escribirlas en Tirando de Pico. Que yo también le leo, Don Francisco.

Por eso, esto va por usted. Perdón, por tí. Que ya se que me pediste que te tuteara, pero hoy no he podido, lo siento. Nos vemos muy pronto.

2 comentarios: