Debería estar contenta

Esta semana ha habido ciertos acontecimientos que deberían haber hecho que yo tuviera ilusión.

Ayer, se celebró en Madrid el I Foro Taurino de El Mundo, donde se reunieron muchas figuras del presente y del pasado, empresarios, ganaderos, periodistas, gente del toro y hasta una ex Ministra de Cultura.

Hablaron del futuro de la Fiesta, de los antitaurinos, de las Medallas de Bellas Artes, de la Televisión, de la posibilidad de trasladar los Toros de Interior a Cultura.

Esta noche, en la Cena de la Federación Taurina Valenciana que celebra su décimo aniversario, tengo la inmensa suerte de entregar un Trofeo a Román, alumno de la Escuela Taurina de Valencia.

Mañana, en Benifaió, veré como se hace justicia y por fin se reconoce el triunfo de José Calvo durante la pasada temporada.

Renové mi abono. Si, después de sopesar los pros y los contras, decidí pasar por taquilla y recoger todas las entradas para la Feria de Fallas.

Ya tengo mi localidad para ver en Castellón el próximo 11 de marzo a José Tomás. Llamé y llamé hasta que descolgaron el teléfono y puedo decir con satisfacción que he sido afortunada.

Pero algo de mi, no me deja estar bien. Algo dentro de mi, me impide sonreir. Algo dentro de mi, me oprime el alma.

Y no se la razón. De verdad, no se porque.

Me gustaría inundarles de alegría. Me gustaría transmitirles felicidad. Me gustaría compartir con ustedes dicha.

Pero no puedo.

Tal vez mañana. Tal vez cuando sea primavera. Tal vez cuando regrese a una Plaza de Toros.

Pero de momento, no puedo.