miércoles, 23 de marzo de 2016

Repetirán

Hoy les voy a contar una historia que ocurrió el pasado viernes por la mañana.

Desde hace varios años, trato de convencer a mis amigas para que lleven a sus hijos a los toros.

Una de ellas, cada año me decía que si, pero entre pitos y flautas nunca podía ser.

Este año, desde hace ya un par de meses, antes incluso de que salieran los carteles me dijo, de este año no pasa.

Dicho y hecho.

Su hijo estaba tan ilusionado que convenció a su prima para que fuera con él.

La semana previa según me contaba mi amiga, estaban emocionados porque iban a ir a los toros con Amparo.

Hasta mi madre me preguntaba todos los días: "¿Quan es la correguda dels xiquets?"

A mi me hacía muchísima ilusión que vinieran conmigo y pudieran conocer que es la Fiesta de los toros.

El viernes amaneció muy nublado, incluso amenazaba lluvia, pero la ilusión podía con todo.

Y allá que fuimos mi amiga, su hijo, su sobrina y yo hacia la Plaza de toros.

En los aledaños de la Plaza ya se respiraba ambiente taurino. Saludé a varios amigos y a todos les contaba que era la primera vez que venían a los toros.

Luego, fuimos al Patio de cuadrillas. 

Los días de novillada sin picadores el ambiente es más relajado y no hubo ningún problema.

Saludamos a todos los toreros de plata que conocía y los niños se hicieron fotos con ellos.

Los trataron fenomenal y con mucho cariño.

Una vez que nos sentamos en la localidad y comenzó el paseíllo con el pasodoble Pan y toros, yo trataba de explicarles pequeños detalles.

Y ellos también me preguntaban cosas.

De repente, las nubes desaparecieron y lució un sol espléndido.

Cuando finalizó el festejo les pregunté, os ha gustado y ellos al unísono me respondieron: Mucho. Repetiremos.

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