Falta ¿de que?

Suele ocurrir.

En cuanto se acercan los días grandes de Fallas, hay gente que hace planes para disfrutar de ellas.

Grupos de amigos, compañeros de trabajo, agrupaciones de barrio.

Cualquier entidad que agrupe a un número de personas.

Deciden pasar una tarde en los toros.

Es la tradición.

Disfrutan de una suculenta comida, regada con un buen vino. O comen un bocadillo de jamón y beben una jarra de cerveza.

Da lo mismo.

Y llegan a la Plaza ya subiditos de tono, por decirlo finamente.

Y siguen con la juerga.

Gin tonic arriba. Gin tonic abajo.

Lo de hoy, ha sido demasiado.

Me siento cerca de un vomitorio.

Y los veo llegar.

Esta tarde uno iba con una copa en cada mano y el móvil en la oreja.

Otro llevaba hasta cuatro vasos.

Y pretendían acceder a su localidad durante la lidia del toro. Da igual que sea el primero que el último.

Pero el colofón ha sido, cuando llegado el último toro de Alberto Aguilar, una prenda, peligroso y con malas artes, han seguido con su fiesta.

Y gritaban oles porque si. Y pedían música y música.

Lamentable.

Por eso pregunto.

Esta actitud, es falta ¿de que?

¿De verguenza?

¿De educación?

¿De respeto?

Un torero está jugándose la vida en el ruedo.

Y a ellos les da exactamente igual.

Es mas, cuando salen de la Plaza, muchas veces ni saben las orejas que se han cortado ni siquiera los toreros que han visto torear.

De pena.