sábado, 11 de diciembre de 2010
Tarde de muchas emociones
Pues si, la tarde de ayer, estuvo repleta de múltiples emociones.
Al llegar al Colegio de Médicos, noté la tristeza de los asistentes ante la inesperada ausencia de Antonio Márquez. Un profundo dolor sentí en todos los asistentes.
Antonio Márquez era el que debía haber presentado el acto de anoche. En su lugar, lo presentó Chimo Morales.
Guardamos un respetuoso minuto de silencio en su memoria, pero él estuvo allí presente entre nosotros.
La exposiciòn de Paco Delgado, impecable. Con esa voz, con infinidad de datos históricos. Fue haciendo un recorrido desde un lugar de Valencia hasta la figura del homenajeado, Miguel Lázaro, Presidente del Club Taurino de Foios.
Homenaje merecidísimo por su labor incansable en defensa de los toros y apoyo incondicional a Vicente Ruiz El Soro, presente en el acto. Otro de los momentos cumbres, fue el estrecho abrazo entre los dos.
Varias Peñas quisieron entregarle un recuerdo de este día.
La Banda Unión Musical Valeniana, esa Banda joven especializada en Pasodobles Taurinos y de la que alguna vez les he hablado, fue la encargada de dar un Concierto de pasodobles.
Comenzaron sonando los acordes de Pan y Toros y lo reconozco, no pude evitar derramar lágrimas por mi mejilla y sentir la emoción porque de repente se agolparon en mi, el recuerdo de todos esos paseíllos que he disfrutado esta temporada en la Plaza de Toros de Valencia.
Enrique Ros, autor de varios pasodobles, entre ellos el del Club Taurino de Foios y el dedicado al diestro de Foios, fue el encargado de salir al estrado y coger la batuta cuando sonaba el dedicado al Club Taurino.
Fue una delicia escuchar esos sones, a pesar de la situación de melancolía. Porque Miguel lo merecía.
Para mi, los homenajes deben hacerse en presencia del homenajeado. De otra manera, no tiene sentido.
Y el último momento, cuando José Pardo mencionó la última tarde de toros en la Plaza de Toros de Valencia, aquella tarde de domingo, en el mes de julio, en aquella novillada, que recordaré siempre, como la última tarde en la que comentamos con Antonio aquella faena.
Fotos Mateo
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