Llevo bastante tiempo asumiendo algo en mi vida.
Algo que durante un tiempo me ha costado aceptar.
Y no lo he superado todavía.
Dicen que a los 40 se produce una crisis existencial.
Pues yo ya llevo tres años con esa crisis.
Hablo de edad intermedia porque he perdido esa frescura de la juventud.
Pero todavía no he alcanzado el asentamiento de la edad madura.
Y por eso me encuentro en una situación delicada.
Siento ganas de comportarme como una joven, pero a su vez me doy cuenta de la edad que tengo.
Esta maldita crisis tampoco ayuda nada a la situación.
Y dirán que a que santo viene esta reflexión ahora.
Pues verán.
Este fin de semana, Tendido Joven ha organizado una escapada a la finca de Enrique Ponce.
Una oferta muy tentadora si de precio, ambiente y oportunidad hablamos.
Ni me planteé apuntarme.
No cumplo el requisito de la edad.
Y en eso, son muy estrictos.
Y me da rabia, ¿saben?
Cuando yo era joven esas cosas no existían.
Y me da la sensación de haberme perdido algo.
Por desgracia, los años y las oportunidades ya no vuelven.
Y es imposible volver atrás.
pues vaya con el limite de edad?
ResponderEliminarAmparo:
ResponderEliminarPues muy fácil, cuando esos jovenzuelos quieran ir a aprender de la experiencia de una buena aficionada, que esperen a cumplir la edad, porque antes no se les puede enseñar. ¡Insensatos! Ellos se lo pierden.
Un beso
Yo comprendo que deba haber un límite de edad para disfrutar de ciertas ventajas, pero a veces, fastidia un poco que te tilden de vieja, Carmen.
ResponderEliminarPues tendrán que esperarse muuuucho porque aqui estamos aprendiendo todos los días y hasta que nos muramos, seguro. Fíjate, Enrique, que donde más he aprendido es al lado de los mayores. Y a mi me encanta rodearme de ellos.
Un beso