viernes, 12 de octubre de 2012

Diluvio universal

Estado del ruedo en la Plaza de Toros de Xátiva después de la tormenta
Lo vivido esta tarde en la capital de la Costera ha sido algo insólito.

Estaba previsto lidiarse un encierro de Pedro Jovaní con la intervención de alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Valencia, tal y como les avancé hace unos días.

Solo han podido lidiarse dos.

De repente, en el segundo novillo, la plaza se ha quedado casi a oscuras.

Se han oido truenos. Muchos truenos.

Terminaba de dar muerte Aitor Darío El Gallo a su ejemplar y se le había concedido una oreja.

Trofeo que no ha podido recoger.

En escasos segundos ha comenzado a caer una tromba de agua y granizo acompañada de un fuerte vendaval.

Los que estábamos en el tendido pensábamos que no llegaría el agua.

Pero nada mas lejos de la realidad.

Aquello parecía el hundimiento del Titanic. El sálvese quien pueda.

Hay una cosa que no entiendo.

Si se construyó la cubierta en la Plaza de Toros de Xátiva para evitar la lluvia, ¿por qué nos hemos calado hasta los huesos?

Misterios sin resolver.

En esos minutos de desconcierto e incertidumbre, he recordado la anécdota que siempre me cuenta mi padre.

En el año 1969, se lidió una corrida en la Feria de Xátiva en la que junto a dos espadas que no recuerdo sus nombre, toreó El Cordobés.

Mi padre me cuenta que llovió lo que no está escrito.

Y que los mismos toreros achicaron el agua para que pudiera continuar el festejo.

Se reanudó la corrida y fue triunfal.

Porque se cortaron todos los trofeos posibles.

Seguramente alguno de los que lean esto, recordarán aquella tarde memorable.

A diferencia de lo que ocurrió hace mas de 43 años, hoy no ha podido finalizar la clase práctica.

Según me han informado, se reanudará el próximo sábado día 20 de octubre.

Espero que para entonces, haya escampado.


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