Desde que era una niña, el día de Reyes era para mi, el día de la ilusión.
Con los años, sigo manteniendo ese sentimiento infantil y me gusta dormirme esperando con impaciencia a que lleguen los Reyes Magos.
Este año, con toda probabilidad, pocos regalos reciba.
Pero en realidad, no me importa.
Porque cada día se puede convertir en mi día de la ilusión.
Una verónica, una estocada, un paseíllo, un pasodoble, un natural.
Cualquiera de esas cosas, pueden ilusionarme.
Y aunque algunas mañanas piense que la he perdido, se que siempre vuelve.
Porque puede haber alguien, quien sin darse cuenta, me la devuelva.
Una sonrisa, un saludo, una conversación, una palabra de aliento.
Espero que seamos capaces de no perder nunca la ilusión. Porque eso es lo que nos mantiene vivos.
PD: Queridos Reyes Magos, este año no os he escrito la carta, pero vosotros que me conocéis bien, ya sabéis que es lo que os pido, ¿verdad?
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar