lunes, 30 de agosto de 2010

Ayer terminé el libro sobre Navalón

Hace cosa de un mes, les hablé del libro Escribir y Torear que había escrito el salmantino Paco Cañamero sobre la figura de Alfonso Navalón.

Hace 15 días comencé a leerlo y anoche, lo terminé, devorando las últimas páginas sintiendo la brisa marina.

No voy a ensalzar ni criticar la figura de Navalón, en primer lugar porque no lo conocí personalmente, en segundo lugar porque no tengo suficientes elementos de juicio para hacerlo, en tercer lugar, porque ya no está entre nosotros y no puede defenderse o agradecer mis palabras. Y por último, porque yo no soy absolutamente nadie para hacerlo.

Solo les voy a contar las impresiones que he sacado de este libro, editado por Sombras Chinescas.

Les diré que me ha gustado, que vale la pena leerlo. Está escrito con un lenguaje de fácil comprensión, aunque con muchas palabras castellanas, aunque eso es bastante obvio.

Estructurado en nueve capítulos, dentro de ellos, el autor va contando su vida, desde su nacimiento accidental en Huelva, su infancia en Fuentes de Oñoro, su estancia en Ciudad Rodrigo, sus estudios de Derecho en Salamanca, su paso por Madrid, su finca de El Berrocal y su vuelta a Salamanca.

Una persona, que llegó por casualidad al mundo de la crítica taurina, gracias a la llamada de Radio Juventud y sus colaboraciones en El Adelanto. Su paso por distintos medios de comunicación salmantinos, El Ruedo, Pueblo, Diario 16, Tribuna... Su paso por la televisión de Salamanca. Sus conferencias impartidas.

Una persona, aficionada al mundo de los toros hasta la médula, llegando a vestirse de torero y participando en Festivales con las máximas figuras del toreo del momento.

Una persona que cumplió su sueño de tener una propia ganadería, aunque al final claudicó y afeitó a sus toros, a pesar de haberlo críticado hasta la saciedad. Lo que provocó que su estrella se apagara, al haber hecho justo lo que él, toda la vida, había criticado.

Pero donde disfrutó de tentaderos, de la buena comida y bebida, en compañía de toreros, de periodistas, de amigos.

Les confesaré algo. Mientras iba leyendo el libro, me sentía identificada en algunos momentos con él, dentro de las diferencias entre ambos, claro está. En otros, no estaba para nada de acuerdo en sus planteamientos o ideas.

El final del libro, cuando el autor cuenta en primera persona los últimos días de Alfonso Navalón, me emocionaron. Y murió, haciendo lo que le gustaba, después de haber presenciado, desde la televisión de su casa, una corrida de Bilbao, la de Victorino Martín de 2005.

El titulo del libro, tiene su secreto y es al final, cuando se comprende, pero yo no voy a ser quien se lo desvele, para eso, compren y lean el libro y lo descubrirán.

Me ha encantado que el autor haya recogido muchas de las crónicas que escribió Navalón. Algunas de ellas llenas de una belleza infinita, con mucha sensibilidad, poéticas. Otras de ellas con sarcasmo y rozando la falta de respeto hacia aquellos que se juegan la vida cada tarde.

Me ha gustado porque ya les dije, que hasta este momento, y aunque había oido hablar mucho de él, jamás había leído nada suyo.

Me he quedado sorprendida con los obituarios con sentimiento que escribió Navalón cuando se producía la pérdida de sus amigos. Y me han emocionado, como les he adelantado antes, los obituarios que sus amigos le escribieron cuando él falleció,

Hay una frase que cuando la leí, me llegó al alma, con la que me siento plenamente identificada y que escribió Navalón, el 2 de enero de 1995, en Tribuna, en una crónica bajo el nombre de “Nuevo en esta Plaza” y que les reproduzco aquí, porque me viene al pelo en muchas ocasiones cuando estoy frente a la pantalla del ordenador escribiendo entradas para este blog.

“Y descubrí que escribir también es una forma de llorar”. Alfonso Navalón.

2 comentarios:

  1. Yo, de Navalón prefiero callar.
    Para este Septiembre en las Angustias no podremos vernos si vienes, pues el jefe tiene la Conferencia Taurina de la Feria de San Miguel en Ubeda y creo que coincide con el día 25. Despues de tantos años no vamos a estar en Granada.
    Creo que merece la pena estar en Ubeda, pues lo considera una obligación para con el Toreo y un gran honor el que se le dispensa.
    Mi saludo Amparo.

    Yuntero

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  2. Ufff, Yuntero, creo que este año lo tengo algo complicado para ir. Pero prometo que volveré.
    Ya nos contarás la Conferencia de tu jefe en Úbeda.
    Saludos

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