La semana pasada mi cabeza mi jugó una mala pasada. Lo hace de vez en cuando la muy.... Le dio por recordar una parte de mi pasado.
No fue mi pasado taurino, no. Fue de un lugar en el que he vivido muchos momentos felices al que jamás regresaré.
Dicen que recordar es volver a vivir. Pero en este caso, me puso muy triste.
Pero el sábado pasado no recordé mi pasado.
No lo recordé porque regresó.
Si, el pasado sábado Vicente Barrera (quien fue, es y será siempre mi torero) volvió a enfundarse su traje de corto e hizo el paseíllo en la Plaza de toros de Valencia.
Poco más de 5 años habían pasado desde la última vez que pisó el albero del coso de la C/ Játiva.
Y volví a vibrar con su toreo vertical y sus pies clavados en el suelo con ese toreo tan elegante que a ningún torero he vuelto a ver hacer.
Porque Vicente Barrera Simó solo hay uno.
Y ese momento me hizo muy feliz.
Dicen que un torero jamás se va. Y afortunadamente Vicente nos deleita de vez en cuando con su toreo en algún Festival.
¿Cuando es el próximo?
Me apunto.
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