Ayer fue el día D.
El día en el que el sueño de Adrián se cumplió.
Ayer se celebró en la Plaza de toros de Valencia, su Plaza, el Festival, su festival.
Las orejas, fue lo de menos,
El público que asistió, casi 6.000 personas, fue lo de menos.
El arrebato sorista, fue lo de menos.
La maestría de Ponce, fue lo de menos.
La vuelta de Vicente Barrera, fue lo de menos.
La valentía de Rafaelillo, fue lo de menos.
Las ganas de hacer algo especial de Román, fue lo de menos.
El rabo que cortó Ginés Marín, tras una excelente faena a un novillo premiado con la vuelta al ruedo, fue lo de menos.
La torería de Fernando Beltrán, fue lo de menos.
La rifa, fue lo de menos.
Lo verdaderamente importante de la tarde de ayer, fue ver la sonrisa de Adrián y los 7 brindis, 7 que recibió. Las orejas que le dieron. Y las vueltas al ruedo que dio.
Una sonrisa que no se apagó en ningún momento de la tarde.
Una sonrisa que vale millones.
Una sonrisa que gracias a todos aquellos que aportamos nuestro granito de arena, disfrutó.
Él fue el único triunfador de la tarde.
Y por eso, fue sacado a hombros de la Plaza, su plaza, por sus compañeros.
Porque Adrián es un torero más.
Porque Adrián tiene la fuerza que tienen los toreros.
Y porque Adrián, se lo merecía más que nadie.
Por todo ello, gracias Adrián por demostrarnos que los sueños se cumplen. Solo hay que luchar por ellos.
Y el tuyo se cumplió ayer, día 8 de octubre de 2016, un día marcado en el calendario como uno de los mejores días de tu vida, sin duda.
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