Tomen nota de este nombre. Curro Ortiz.
Es posible que dentro de unos años, este niño que ahora solo tiene cuatro años, llegue a ser alguien en el mundo del toro.
Y puedo decir, junto a los que asistimos ayer a la Finca Barranquet de Baix de Montaverner - Bufali a la capea del Club Taurino Punteret de Xàtiva, que vimos a este chiquillo ponerse por primera vez en su corta vida, delante de una becerra.
Proviene de una familia de toreros, su abuelo y su padre, José Luis Ortiz, de Sagunto.
Ganas, arte, valor y torería no le faltan.
Hasta tiene nombre de torero.
Tenían que haber visto la cara de felicidad de este niño cuando agarró su pequeña muleta y bajó al ruedo.
La quietud con la que esperó a la becerrita.
La soltura con la que dio un pase a su llegada.
Sin inmutarse. Sin moverse. Y sin miedo.
Y si bien por la mañana estuvo ayudado por su padre, por la tarde fue Curro el que se atrevió a torear él solito.
Ni se pueden imaginar la emoción que sentimos todos, pero sobretodo su padre, quien desde bien pequeños está inculcando a sus dos hijos, Curro y José Tomás el amor por esta bella pasión.
Ayer, José Luis no cabía dentro de sí. Estaba como flotando en una nube.
Solo por vivir momentos así, vale la pena todo.
Sentir la ilusión de un niño y la emoción de su padre por esta bella locura.
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