domingo, 24 de julio de 2011

De fuera vendrán que de tu casa te tirarán

El día D y hora H pasó. Les confieso que anoche cuando llegué a casa pensé en escribir la entrada, pero afortunadamente, lo descarté.

Anoche llegué a casa muy indignada.

Yo era de las que esperaba con mucha ilusión la vuelta de José Tomás a los ruedos en la Plaza de Toros de Valencia.

Les he contado mil veces que es uno de los toreros que me atrapa.

Y también saben que toda la parafernalia que lo rodea, me pone enferma.

El primer día que pude renovar mi abono aproveché para reservar unas cuantas entradas para ciertos compromisos personales.

Cuando fui a por ellas, no había ninguna a mi nombre. Me callé.

Comprendía que era un acontecimiento de tal calibre que yo no era nadie para que me hubieran tenido en cuenta.

Me disculpé ante la gente que había pensado en mi para conseguir esas entradas y ellos lo entendieron perfectamente.

Les confieso que ayer se me pusieron los pelos de punta al irrumpir José Tomás al ruedo cuando la Plaza en pie, yo fui una de ellas, aplaudimos a rabiar.

A mi alrededor era yo la única valenciana. El resto, todos madrileños.

Y que conste que todos, absolutamente todos con los que compartí esa tarde en el tendido, fueron encantadores conmigo.

Y al despedirme de ellos les deseé un feliz viaje de vuelta.

Les expliqué que era la floreada, les advertí del tiempo de la merienda y les avisé de que en la Plaza, suenan los pasodobles cuando hay una buena faena.

Pero mas abajo había exaltados que aplaudían todo.

El momento en el que el quinto de la tarde volteó a José Tomás fue como una pesadilla. El aire me faltó en ese momento.

Cuando el toro rodó, yo fui la primera en sacar el pañuelo para pedir trofeos. Si, lo reconozco, yo le pedí las dos orejas.

Tal vez fue la emoción del momento. A veces, no puedo ser lo objetiva que debería ser.

Pero cuando el Presidente negó la segunda, lo acepté. No soy perfecta y también me equivoco miles de veces.

Pero lo que no pude soportar son los insultos de la gente al Presidente. No me pareció nada bien que José Tomás diera una segunda vuelta al ruedo.

Y lo que me pareció una absoluta falta de respeto fue cuando desde mi sitio vi como una persona le lanzó una almohadilla al Presidente.

Y entonces, me indigné.

Y mas cuando los que estaban a mi alrededor, algunos con la entrada regalada, otros comprada en reventa y otros porque se las había proporcionado el propio torero, me dijeron que el Presidente estaba obligado a dar la segunda oreja.

Me trataron de convencer de que la segunda oreja es por petición mayoritaria del público.

No podía creer lo que estaba oyendo. No podía imaginar en que habían convertido mi Plaza.

Que nadie malinterprete mis palabras, por favor. Que a mi me encanta que venga gente de fuera. Me encanta compartir momentos con todo el mundo que puede aportarme distintas experiencias.

Pero llegué a la conclusión de que lo que presencié ayer, ocurre todas las tardes en las que torean los figuras.

Esas tardes que se llenan de gente que no conoce mas toreros que los que torean esa tarde y a veces, incluso ni eso.

Como ayer. Que nadie sabía quien era Arturo Saldívar.

Ah, se me olvidaba. El asiento de mi lado permaneció toda la corrida vacío. Sin comentarios.

2 comentarios:

  1. Pues gracias a gente de "fuera" protestaron el dia anterior la gatada que salió por toriles (el 3º de manzanares por ejemplo) al grito de gato o cabra, si no llega a ser por la gente de "fuera" alli no protesta nadie, ah y las orejas regaladas no era la unica que en tardes anteriores tambien las hubo y alguna indignante

    ResponderEliminar
  2. Si, los mismos de fuera que nos llaman Plaza Festivalera cuando esa tarde del 23J solo el 20% era gente de "casa".
    Ah, yo si que protesté al 3 de Manzanares...

    ResponderEliminar