sábado, 25 de abril de 2009

Ignacio Sánchez Mejías

Es Ignacio Sánchez Mejías un torero que desde siempre me ha llamado la atención. Y ya no solo por lo que pudo hacer dentro del ruedo, que en realidad no fue uno de los mejores, sino por su agitada vida extra taurina.

Comenzó siendo banderillero en la cuadrilla de su cuñado Joselito, no en vano, estaba casado con su hermana Lola, a pesar de sus escarceos amorosos, entre otras, con La Argentinita. Y estuvo presente en la muerte de Joselito en Talavera.

Escribió obras de teatro, fue crítico de sus propias faenas en el periódico sevillano “La Unión”, fue actor de cine, dio conferencias en la Universidad de Nueva York, fue Presidente de la Cruz Roja y del Real Betis Balompié. Ahí es ná.

Gracias a él, se creó la Generación del 27 cuando se reunieron para homenajear a Góngora en su tricentenario. Famosa es la foto en la que aparecen junto al torero, escritores de la talla de Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, quien hizo el paseíllo en su cuadrilla, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, José Bergamín o Federico García Lorca, que el día de su muerte en Manzanares, empezó a escribir “Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías”. “A las cinco de la tarde. Eran las cinco en punto de la tarde...”.

Ayer se me pusieron los pelos de punta, me emocioné y hasta lloré cuando escuché a D. Francisco Picó recitar la segunda parte del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías.

"¡Que no quiero verla!
Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena.
¡Que no quiero verla!"
A mi, que últimamente me emocionan muy pocas cosas. Que me cuesta ver lo que otros ven. Que me cuesta sentir lo que otros sienten. Pero lo de ayer, no puedo describirlo con palabras. Lo siento, pero no puedo. Había que vivirlo, sentirlo, gozarlo. Como lo hice yo. Muchas gracias, D. Francisco.

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