domingo, 18 de junio de 2017

DEP, torero

Siento volver por estos lares para hablar de un hecho luctuoso. Como todos sabrán, ayer un toro sesgó de cuajo la vida del matador de toros Iván Fandiño.

La noticia me llegó vía whatsaap en un grupo taurino al que pertenezco. Más tarde fueron llegándome muchos mas.

Me estremecí y no quise creérmelo. No podía ser.

Hace menos de un año que ocurrió la desgracia de Víctor Barrio, y ayer, 17 de junio, de nuevo el albero se tiñó de sangre y el mundo del toro, de luto.

No voy a hablarles del torero de Orduña, porque todo lo que diga, ya lo saben. Tenía sus seguidores y sus detractores, como todos los toreros.

Solo les voy a contar tres cosas que me ocurrieron con él. De esos tres momentos conservo las fotos.

En 2012, entré al patio de cuadrillas con Moli, un grandísimo aficionado que lo conocía personalmente, Aquella tarde de Fallas compartía cartel junto a David Mora. Yo te hago la foto y tu me la haces a mi. Y así fue. Anoche me acordé muchísimo de Moli.

Un año más tarde, después de una corrida en la que intervino Fandiño, acudí junto a Marisa Sales al hotel Vincci, a las tertulias que organizaba la Ser, con Manolo Molés. Allí tuve la suerte de que me dedicara una foto preciosa que esa misma tarde mi amigo Joan me había guardado. Una foto en una playa vistiendo vaqueros. Y me hicieron dos fotos. Una de ellas es la que ven al principio de la entrada de hoy. Me emocionó mucho aquel momento. Ay Marisa, también me acordé mucho de ti anoche.

Y la última anécdota que les quiero contar fue ese mismo año en la Feria de Julio. Aquella tarde entré en el patio de cuadrillas para desearle suerte. Con educación le pedí una foto, con el Maestro por delante. Esta manera de dirigirme a los toreros la aprendí de mi amigo Rafa Mateo, "¿Maestro, puedo hacerme una foto con usted?". El torero ni me miró. Estaba en su rincón. Y yo me sentí mal. Cuando decidí marcharme, su apoderado me dijo que me acercara y accedió a hacerse una foto conmigo.

Esa foto no la publiqué en ninguna red social. Solamente la vio mi amigo Iván Colomer, se la mandé por whatsaap y le conté lo que había ocurrido. Necesitaba contárselo porque él le tenía mucho aprecio y necesitaba desahogarme. También me acordé de ti anoche, Iván.

Desde aquel día, no he vuelto a pisar un patio de cuadrillas para saludar a toreros que no conozco. Solo lo he hecho cuando alguna tarde torea alguno de los míos y no he podido saludarlos al entrar a la Plaza. Siempre me han dicho que agradecen los ánimos de la gente que conocen, les hace sentir bien llegar a la Plaza y verlos antes de enfundarse el capote de paseo.

Es posible que se lo haya contado alguna vez por aquí. Ese lugar es un lugar sagrado en el que no debía interferir. Pero lo hice. Y luego me arrepentí. 

Aunque desde entonces le tomé un poco de "manía" a Fandiño. No taurinamente hablando porque su toreo me seguí gustando aunque poco más lo vi desde entonces porque si mi memoria no me falla, pocas veces mas ha vuelto a hacer el paseillo en Valencia. Pero si por la manera en la que ni me miró. Aunque ya les digo que la culpa fue mía.

Anoche, cuando me enteré de la noticia, esa imagen en el Patio de cuadrillas de Valencia, no hace más que repetirse en mi cabeza y me duele.

Y hoy necesitaba pedir perdón por aquella acción y quería escribirlo para que mi corazón descanse .

Ahora Iván Fandiño descansa en paz y comparte la gloria de sus compañeros que prematuramente y a consecuencia de un toro, han abandonado este mundo terrenal.

Y yo me siento mal.

DEP torero.

2 comentarios:

  1. Que no te duela Amparo. Estoy seguro que allá donde esté te habrá perdonado, si es que había algo que perdonar.

    ResponderEliminar