lunes, 25 de octubre de 2010

Amanece


Cada mañana sale el sol.

A veces, sale solo. A veces, acompañado de nubes.

Pero todos los días, cada mañana, amanece.

A lo largo del día, ese sol no se esconde.

Puede que no lo veas. Puede que no te alumbre. Puede que no sientas su calor,

Pero siempre está ahí. Mirándote. Cuidándote. Protegiéndote.


PD. Disculpen, pero esto me ha salido así y quería compartirlo con ustedes.

15 comentarios:

  1. Pues muchas gracias y nada de disculparse por compartirlo porque fíjte que yo por ejemplo,es justamente lo que hoy necesito, que vuelva a salir el sol.
    Me va a costar, pero debo volver a verlo resplandecer como otros días.
    Un beso y PRECIOSA TU ENTRADA!

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  2. Iván, ¿tu has visto algún día que no salga el sol? Venga, p'arriba.
    Esta entrada de hoy, va por ti.
    Mil besos

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  3. Preciosa la entrada Amparo. Gracias.
    Ivan, hazle caso a lo que dice Amparo. Despues de una voltereta siempre hay que levantarse. Solo hace falta querer que las nubes que tapan el sol desaparezcan. Querer es poder.
    Un saludo.

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  4. Amanecer!...........Hermosa expresión!
    Al Alba!............A alba comienza mi día!
    Con las claritas!...Ví despertar a mi morena!

    Amparo me has puesto ese mar cálido y oro, delante de ese Sol que siempre estará ahí.
    Hoy, con todo el Sol fuera, la Aurora invitaba a salir hasta el camino de los pescadores, para disfrutar de esa mar "mediterraneo y oro" que tenemos en Salobreña.

    Gil de O.


    P/D "España algún dia empezará a amanecer". Si nos dejan.

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  5. Claro que si, Marín. Los toreros, tras las cornadas, se levantan, intentan recuperarse lo mas rápido posible para reaparecer. En los momentos de bajón, aunque ahora no es el caso, siempre me acuerdo de ellos.

    Gil de O, olvidé contar que esa foto la tomé yo misma, desde la terraza, en la playa, una de esas mañanas de este verano tan negro para mi. Pero salió el sol sobre ese mar. Se mezcló el mediterráneo con el oro. ¿Y sabes qué? Que cada día que pasa, me siento mas orgullosa del nombre de mi blog.

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  6. Un día en el Retoñal, otro en en ese bello de "mediteráneo y oro"; en ocasiones en algunas cartas. Lo cierto es que no quiero, pero es tan dificíl contenerse?. Una palabra, un verso, un poema, cuando lo haces público es como si dejara de ser tuyo; ya pertenece a quién se lo has dado a conocer. Mientras no sucede, uno es dueño de su obra, más grande o más corta; la continuas retocando a modo de caricias. Por ello cuando la haces trascender, ya es intocable, ha dejado de pertenecerte. Sólo se es autor. Aunque el sentimiento y su trascendencia, la estés compartiendo.

    Gozo con ese mar "cálido y oro" que nos ofrece Amparo en su Amanecer; me deleita ese "mediterraneo y oro" con la Aurora desde tu ventana o desde el Camino de los Pescadores, que cita Gil de O. -que conozco- en el que de un lado hacia el mar, la arena es salada; al otro, según se mira hacia Sierra Nevada la arena es dulce. Por qué ese misterio, que nadie sabe explicar.

    Hoy hago vuestras estas dos estrofas de mi poema Contrastes del Alma.

    "Amanecida y atardecer sin jazmín perfume.
    Cómo comprender mi vida, si se destruye al Alba?
    y como, ese crepusculo de sensaciones tristes?
    En ello, esa pluma perdida, la contempla y calla.

    Oculta verdad de medias verdades,
    ayunos de amor mañanas, días y tardes.
    Una ráfaga de luz y noche. Mi eterno.
    Allá, al Alba una estrella, la mía; y un sueño."

    Sármata

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  7. Esa puesta de sol mira que me gusta.Grito bien fuerte SI he tenido cancer y lo he vencido y aunque mañana llueva para mí seguirá saliendo el sol.

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  8. Amparo, he enviado un comentario, que aunque apareció enseguida, he podido comprobar que ha debido ser eliminado.
    Si puedes, respóndeme. En caso de que haya sucedido de forma fortuita lo reconstruiría de nuevo.
    Perdona las molestias.

    Sármata

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  9. Paco F, te admiro, esa fortaleza, esas ganas de seguir luchando. Eso es lo que te ha salvado. Ójala no llueva nunca mas en tu corazón.

    Sármata, no he borrado ningún comentario. De hecho, me ha aparecido en mi mail. Y era PRECIOSO. Si no te importa, vuelve a colgarlo. Si quieres, lo copio y pego y lo publico con tu nombre. Vale la pena que los demás lo lean.

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  10. Con esa intención lo hice. Sí, pégalo por favor.
    De todas formas, tu entrada es tan sugerente...

    Sármata

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  11. El comentario de Sármata

    "Un día en el Retoñal, otro en en ese bello de "mediteráneo y oro"; en ocasiones en algunas cartas. Lo cierto es que no quiero, pero es tan dificíl contenerse?. Una palabra, un verso, un poema, cuando lo haces público es como si dejara de ser tuyo; ya pertenece a quién se lo has dado a conocer. Mientras no sucede, uno es dueño de su obra, más grande o más corta; la continuas retocando a modo de caricias. Por ello cuando la haces trascender, ya es intocable, ha dejado de pertenecerte. Sólo se es autor. Aunque el sentimiento y su trascendencia, la estés compartiendo.

    Gozo con ese mar "cálido y oro" que nos ofrece Amparo en su Amanecer; me deleita ese "mediterraneo y oro" con la Aurora desde tu ventana o desde el Camino de los Pescadores, que cita Gil de O. -que conozco- en el que de un lado hacia el mar, la arena es salada; al otro, según se mira hacia Sierra Nevada la arena es dulce. Por qué ese misterio, que nadie sabe explicar.

    Hoy hago vuestras estas dos estrofas de mi poema Contrastes del Alma.

    "Amanecida y atardecer sin jazmín perfume.
    Cómo comprender mi vida, si se destruye al Alba?
    y como, ese crepusculo de sensaciones tristes?
    En ello, esa pluma perdida, la contempla y calla.

    Oculta verdad de medias verdades,
    ayunos de amor mañanas, días y tardes.
    Una ráfaga de luz y noche. Mi eterno.
    Allá, al Alba una estrella, la mía; y un sueño.

    Sármata"

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  12. Sármata, el otro día en el Retoñal, en el que Marín habla con el alma, nos pusiste los dientes largos con la estrofa de tus Esencias Toreras, que me imagino continuas acariciándolas.

    Hoy te vienes con ésto -sin rima ni medida- a tu aire, un pedazo nada más de tus Contrastes de Alma. Me dejas roto y con el bello de punta, "helao" y con pulso que me rebosa. Tú verás? las publicas, las pones completas, olvidate de tu editor y ábrenos tu alma de poeta de para en par.

    Eso de escribir para sí, creo que es una herejia; no tienes derecho; y si es por timidez, rómpete como Mora el otro día en las Ventas.

    Mi aplauso, mi laurel y mi admiración, Torero!

    Meques

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  13. ¡Menuda entrada Amparo! Ya me los has puesto a todos locos. A Paco F. hay que volverlo también loco, como loco está El Meques, pese a tantas cosas.

    Los Grandes en esto del Toreo se olvidan del cuerpo al sentir ese muletazo sublime. Paco F., Meques, que grandes teneis que ser, qué grandes sois, olvidando el cuerpo, al tener la sensación de que ha amanecido, de que la Aurora está ahí, de que la vida siempre está al Alba.

    Vuestra lección hace que nunca nos anochezca, aunque sin poderlo evitar esa estrella del sueño de Sármata, siempre estará ahí.

    Eternamente, el Sol de la esperanza superará todo; y más para vosotros, que sabeis mirarlo a la cara. Si nos dejan...! Como ha dejado escrito Gil de O.

    Yuntero

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  14. Quiero aprovechar el mediterraneo de oro para rendir un pequeño homenaje, desde la humildad, a Miguel Hernández, con esta estrofa de un poema muy largo -me pasa igual que a Sármata- que tengo sin dar a la luz, sobre el cabrero de Orihuela y que me cuesta desprenderme de él.

    Rayo. Toro y rio en dos partes.
    Dos sentidos, dos caudales.
    Aquél, con su lucha brava;
    éste, cursando en su lecho maldades.
    Atardecer de silencios,
    fulgor triste, rayo y poema;
    sin fuerzas la despedida
    de utopías sólo viva,
    en su toro y en su rayo que no cesa;
    ni en los sueños, de Miguel Hernández.

    Es verdad, mientras están en borrador, las acaricias, las corrijes, las maquillas (como tuyas) y hasta las adoras. Hechas públicas ya son de todos, menos de uno.

    Solanera

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  15. Gracias, Solanera por tu homenaje a Miguel Hernández, del que recientemente se cumplió el centenario de su nacimiento. Un poeta algo olvidado. Pero del que quedan sus letras. Y del que algunas, se quedaron en el tintero.

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