lunes, 10 de mayo de 2010

Nadie se acordó de ella


Ayer, día de la Festividad de la Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia y mi onomástica, se celebró el segundo festejo en su honor en la Plaza de toros de Valencia.

Novillada con picadores, en tarde lluviosa y soleada. Si, lo leen bien. Llovió y lució el sol.

Ni los novilleros iban vestidos a la antigua usanza valenciana, ni la Plaza estaba engalanada como la ocasión y la tradición lo merecía, ni bailaron les dansaes ni el tabalet i la dolçaina sonaron.

No, los empresarios siguen olvidando los gustos y la tradición de los valencianos.

De los seis toreros que mataron reses en todo el fin de semana, solo uno había nacido en la Provincia de Valencia.

Pero poco de todo esto importaría si al menos hubiésemos presenciado un espectáculo digno y emocionante.

Tampoco nada de todo eso ocurrió. Nos fuimos de vacío. Y con un sentimiento de honda preocupación.

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