miércoles, 20 de marzo de 2013

El día después

Ayer terminó la Feria de Fallas. Y el día de ayer a priori, parecía uno de los carteles estrella junto al del día 16.

El comienzo de la tarde fue desastroso.

No hubo lleno mas que en los tendidos de sol.

Dos toros infumables que asomaron por toriles.

Un Enrique Ponce que no estuvo y que fue abroncado.

Un Morante de la Puebla que lo intentó en el segundo (bis) y que tuvo que pasar por enfermería tras un carrerón delante de la cara del toro.

Muchos de los que poblábamos el tendido pensamos "otro año igual".

Se escucharon muchas broncas en el tendido y se leyeron muchas críticas en twitter.

Pero luego la tarde fue calentándose por momentos.

Daniel Luque cortó una oreja a su primero.

Ahi estuvo en los medios toreando muy bonito a un toro que no transmitía.

Enrique Ponce en su segundo intentó una faena populista en los tendidos de sol y pinchó.

Dicen que no hay quinto malo.

Y ya puedo decir que he visto torear a José Antonio Morante de la Puebla en mi Plaza.

Si, me dirán que ya dio una faena espléndida un 9 de octubre de hace unos años. Pero yo no estuve aquella tarde en la Plaza.

Los que me conocen saben que no gozaba de buena simpatía hacia el de la Puebla.

No era una manía ni nada personal.

Simplemente que nunca se había dignado a torear las muchas veces que lo he visto vestido de torero.

Y eso no me gusta.

Para mi, un torero debe darlo todo siempre.

Podrá tener días mejores o peores. Todos los tenemos.

Pero al menos, intentarlo.

Por eso cada tarde que abandonaba la plaza me sentía engañada.


Pero ayer, esa opinión cambió.

No quiere decir que a partir de ahora me voy a hacer morantista. Que no es eso.

Me gustó su toreo, pero no me emocionó.

Pero le agradezco el gesto de intentarlo en el primero y de casi bordar el toreo en el segundo.

Digo casi, porque a pesar de ciertas críticas que he leido, perfecta no fue su tarde. Ni mucho menos se le podía conceder una oreja, no pedida por el público, después del mal uso de los aceros. Seamos serios para todo.

Cuando parecía que la gente ya estaba satisfecha por haber visto la faena de la Feria, para algunos, apareció un sobrero de Jandilla que le tocó en suerte al más joven de la terna.

Dos orejas cortó y abrió la Puerta Grande Daniel Luque.

Me gustó su disposición y su variedad. Sus ganas y su juventud. Y esos remates por luquecinas.

Pero sinceramente, me quedo con la faena de Morante.

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